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Cultura para ciegos
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Rocío Muñoz, poeta: “Vivir es arriesgarse a morir sin parar”

"Tengo una mirada más poética que narradora", afirma Rocío Muñoz en esta entrevista

«Tengo una mirada más poética que narradora», afirma Rocío Muñoz en esta entrevista

Luis Gresa | Ya tiene acento argentino. Y presume orgullosa de ese mestizaje medio andaluz, medio rosarino que dan once años de vida ya, y de arraigo, en la ciudad de Rosario, lejos del Rota de su infancia y de la Sevilla de su alma. Rocío Muñoz Vergara nació en el 82, el año del cambio en España. De pequeña su padre le leía y le leía y aún hoy, con 10.000 kilómetros de por medio, le sigue leyendo y leyendo. Así brotó la semilla de un amor por la literatura que no ha parado de crecer. Profesora de Lengua y Literatura, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, dirigió junto a Maia Morosano la editorial Espiral Calipso (2008-2015). Actualmente coordina cursos de formación y talleres de creación literaria, se dedica a la gestión cultural, estudia el Doctorado en Literatura y Estudios Críticos de la Universidad Nacional de Rosario, y prepara junto a Luis Alberto Steinmann la editorial El Salmón, que abrirá sus puertas en 2018. Hay más. Desde 2015 coorganiza el ciclo literario A cuatro voces, por el que hasta la fecha han pasado 194 autores invitados. Publicó un libro de cuentos, Pedacitos del otro lado (Rosario: Espiral Calipso, 2008), y dos poemarios: Tacuarita (Rosario: Espiral Calipso, 2009), reeditado en (Sevilla: Karima Editora, 2015), y acaba de lanzar Lengua de serpiente (Rosario: Ediciones Danke, 2017). Rocío Muñoz es ciega total, pasión total en la palabra, en el sentimiento, en la expresión. Una poeta llena de luz.

Su pasión por la lectura arranca en su infancia, en un estanco, al lado de su padre, en el mar de Rota, cuéntenos…

Ah, sí! Rota es mi infancia y como dice Bataille «la literatura es la infancia por fin recuperada», así que Rota es también la literatura, que además siempre está rota o está para romper algo y armar otra cosa. Qué bueno que mi infancia fuera en Rota! Qué nombre tan hermoso! Bueno, yo iba todas las mañanas con mi padre a comprar tabaco al estanco que quedaba al lado de casa y ahí había un estante todo lleno de cuentos infantiles, de estos finitos sobre todo y con diferentes formas, tamaños, tapas… Eso creo que me llamaba mucho la atención. Elegíamos uno cada mañana y nos íbamos a la playa a leer. La voz de mi padre se mezclaba con las olas del mar. Algo de mí busca siempre eso en la literatura, aunque por supuesto después la vida me enseñó a buscar más cosas: una no se puede quedar con su padre en el mar de su infancia, claro, hay que poder irse también, irse y quedarse al mismo tiempo. Por otra parte, y aunque mi padre y yo vivimos actualmente a más de 10000 kilómetros, seguimos leyendo juntos, por whatsapp de audio ahora. Mi padre inventó la técnica del martillo, es muy práctica. Pone un martillo en el sitio donde va el dedo para los audios y listo, ahí le quedan las manos libres. Es muy práctico, pero hay que agarrarle la vuelta, no a todo el mundo le sale. En verdad que yo sepa solo le sale a mi padre! Ahora estamos con las Crónicas de la Dragonlance. Hace años, desde que leímos la saga entera de Harry Potter, que compartimos la fantasía épica.

Qué importante es que los padres lean a sus hijos cuentos en voz alta, ¿no cree?

Sí, es importante dedicar tiempo a los hijos, tiempo de jugar que es el mejor, que diría María Elena Walsh, es decir tiempo pleno, tiempo para descubrir juntos el mundo y el arte, tiempo en complicidad insustituible. Yo además tuve mucha suerte, no solo porque mi padre es el mejor lector del mundo y tiene una voz espectacular (no lo digo yo por ser su hija, pregúntenle a cualquiera), sino porque mi madre y toda su familia son pura poesía en su manera de expresarse y de contar las cosas, y por suerte son un montón! Son ocho hermanos y yo fui la mayor de los nietos, por lo que todo el mundo tenía tiempo para mí, para escucharme, para contarme cosas, cuentos, anécdotas… Y mi abuelo era un gran recitador que sabía muchos poemas de memoria, poemas de la tradición popular que también es mi herencia. Digamos que la poesía me vino por rama materna y la narrativa por rama paterna. Leo más narrativa que poesía pero escribo más poesía que narrativa. Sé que es una contradicción, qué se le va a hacer.

Ha dicho en alguna ocasión que se marchó a Argentina en busca de la verdad. ¿Por qué eligió Argentina y en busca de qué verdad?

La verdad siempre supone una imposición y un ejercicio de poder, incluso esto que digo yo ahora por el poder que me otorga estar siendo entrevistada. Me vine para aprender eso, que todo está en el discurso, hasta o fundamentalmente las estrategias de la ciencia para legitimarse como verdadera, como objetiva y todas esas cosas. «La única verdad es la realidad», decía Perón. Me vine para hacerme peronista, también, para encontrar mi ritmo, mi música, mi melodía siempre urdida con la de la gente que me rodea. Me vine porque misteriosamente desde chica yo sentía que este también era mi país, mi hogar, mi casa.

América para usted ¿ha sido todo un descubrimiento? ¿Qué le ha enseñado?

América me ha descubierto a mí, no yo a ella. Yo soy la conquistada, todos los días.

Se fue tres meses a vivir una aventura juvenil en Rosario, uno de los centros culturales de Argentina, y lleva ya once años afincada en esa ciudad. ¿Qué le atrajo de Rosario como ciudad, de Argentina como país, de los argentinos como pueblo?

Rosario es muy parecida a Sevilla, solo un poquito más grande, tiene muchos bares, la gente vive hacia afuera, nada está demasiado lejos, a la gente le gusta la calle, la fiesta, la cervecita bien fría (acá además tenemos el fernet que me conquistó también desde el primer día, al igual que el mate…) El derbi más lindo del país, Central-Newells, como el mejor de España que es por supuesto el Sevilla-Betis… Tiene río, tiene mucha noche… Y bueno, hay literatura por todas partes, en Rosario se lee y se escribe muchísimo, se hace política con la palabra (es imposible no hacer esto pero acá se tiene muy claro por lo general)… Tuve la fortuna de engancharme a una generación muy activa política y literariamente. Hoy en día ponemos la palabra para resistir al Macrismo, todos los días, la palabra y los cuerpos, en las plazas, los bares, las casas, etc.

La distancia en el mundo en que vivimos, es menos distancia, pero, ¿qué echa de menos de Andalucía, en lo personal y en lo profesional?

Por supuesto a mi familia y a mis amigos, más que todo, todo el tiempo, y después la comida, la chacina, la gigantesca variedad de tapitas, acá hay que decir que la comida es bastante homogénea y no muy creativa, ¡pero el asado puede con todo! ¡Eso por lo menos! Me pongo muy melancólica en la Semana Santa y en la feria. No quiero ni que me cuenten de allá porque lloro. Y en lo profesional extraño ese barroco a la vez trágico y cómico que acá es medio difícil de comunicar, esa exageración, ese desborde de las pasiones, esa velocidad al hablar que cuando vuelvo al principio hasta me aturde un poco…

Para triunfar en el mundo editorial ¿hay que salir de Andalucía y de España?

¡No! ¡De ninguna manera! Ni yo me vine para triunfar en nada (en verdad no me gusta mucho la palabra triunfo), ni creo que haya un único camino para nada en la vida. En España se están haciendo muchas cosas también, claro que sí. Con mi pareja de hecho pasamos allá 2013 y 2014 y participamos de muchas cosas y organizamos otras. De hecho el ciclo literario que hacemos acá en rosario, A cuatro voces, nació en Sevilla.

“Tengo una mirada más poética que narradora”

Y dedicarse hoy en día a la literatura, ¿es arriesgarse mucho en la vida?

Bueno, no creo que haya nada que no suponga un riesgo. Vivir es arriesgarse a morir sin parar y eso también es lo que hace a la vida «intensa y salvaje» como diría el gran Fernando Mansilla en un poema donde defiende que la vida puede ser «intensa y salvaje» acurrucado en el sofá viendo una serie. Y ese poema lo leyó justo en A cuatro voces en Sevilla en ese bar hermoso que es La gallina en el diván! Qué bueno haber estado allí. Por eso, yo desde luego no me arriesgaría a vivir sin hacer y sin leer y sin incentivar la literatura. En fin, jugarse es una actitud a la que estamos avocados cada vez que tomamos una decisión, que siempre implica un riesgo. Si te quedas en casa te arriesgas a perderte lo que está pasando afuera. Si eliges una vida más convencional te arriesgas a perder cosquillitas en la panza. Si no te juegas por el mundo en el que te gustaría vivir te arriesgas a que otros lo decidan por ti, por lo que también estás decidiendo. Eso pasó en Argentina con Macri. Mucha gente se arriesgó a votarlo y ahora están (y estamos) pagando las consecuencias. Hasta nos desaparecieron a un chico hace poco. Santiago Maldonado se llama. Gendarmería lo desapareció y ahora no sabemos dónde está. ¿Algo habrá hecho, no? ¡A algo se habrá arriesgado! Y por los riesgos que algunos asumen este mundo no es del todo una basura.

En cuanto a la literatura, simplemente el riesgo es material continuo de trabajo, siempre se escribe tensando el lenguaje, la comodidad, la tranquilidad. Y si la pregunta viene por el lado del dinero… yo me dedico a esto y sobrevivo! Escribo, hago gestión cultural, doy talleres de creación literaria, armo cursos, estamos por abrir una editorial con mi pareja… ¡Y para todo eso hay demanda! No creo que te vaya a ir mejor o peor en la vida, ni afectiva ni económicamente por elegir una profesión u otra, o dicho de otra manera, no creo por ejemplo que haya carreras que no tengan salida, como suele decirse. Las salidas siempre se encuentran si uno  las busca, con un poco de paciencia y por supuesto también con las posibilidades sociales que te permitan elegir, cosa que no tiene mucha gente. Después, a lo que diríamos clase media baja o clase media lo que te puede hacer carne de cañón es la desgana, la desidia, la falta de apasionamiento. El neoliberalismo construye muy bien esas cosas para que la gente o bien se amargue o se quede tranqui y no elija.

Escribir poesía ¿le hace sentir más libre que el relato de un cuento?

A mí particularmente sí, quizá tengo una mirada más poética que narradora, aunque también hago mis tanteítos narrativos. La poesía me permite buscar el núcleo más vivo de las cosas y las palabras que lo convocan en el poema. El cuento tiene un esquema más cerrado, supone un trabajo de elaboración precisa que a mí no se me da tan bien pero que admiro profundamente. Soy una gran lectora de cuentos, los consumo como cigarrillos, compulsivamente.

Y la deficiencia visual ¿en qué medida cree que ha condicionado su vida, su trayectoria?

¡Supongo que en todo y a la vez en nada! Quiero decir, soy ciega. En todo lo que hago y lo que fui soy ciega, tan así que no podría pensar en otra yo, y cómo sería y cómo hubiera sido. Ahora bien, en términos menos abstractos, yo diría que en nada. Tuve y tengo familia, amigos, amor, inquietudes, pasiones, aventuras, incertidumbres, certezas, como cualquiera. Nunca se me presentó en la vida ninguna dificultad chunga o algo que me impidiese algo. Todo se puede adaptar y a todo mal que bien me fui adaptando yo. La gente se hace a veces mucha historia con esto de la ceguera y en verdad te condiciona como cualquier otra carta que te toque! No lees en tinta? Lees en braille. No ves la pizarra? Te dictan. Es peligroso cruzar sola? Pides ayuda. No ves los escalones? Usas el bastón. ¿No lees la pantalla? Usas el programa de voz. Todo así. Y en algo sí que me siento privilegiada. Todo el tiempo estoy siendo útil, porque cada vez que pido ayuda con algo la gente se siente bien, se siente buena, je je, y siente que le pasó algo original. ¡Eso está muy bien! Y si además puedo estar en este mundo para visibilizar la anormalidad, las minorías, las  diversidades, la confianza en los demás y no la desconfianza que está tan de moda… ¡Mucho mejor!

 

“Amo el idioma del lado oscuro en Harry Potter”

Lengua de Serpiente’ está lleno de poemas cargados de profundidad, qué persigue en este libro de poemas.

Persigo a la palabra que diga lo que quiero decir, y de cuando en cuando la alcanzo! Pasa que entonces ya es ella la que me dice o incluso me quita de en medio.

¿Por qué ese título?

Bueno, me gusta la palabra «lengua» porque refiere al idioma, es decir al saber, y al sentido del gusto, es decir al sabor. Esto lo pienso a partir de una frase muy linda con la que Barthes cierra su «Lección inaugural» en el College de France. Barthes dice que él quiere que sus clases contengan «ningún poder, algún saber y el máximo posible de sabor». Entre el saber y el sabor hay una dualidad si se quiere cruzada, porque hay saber en el sabor y sabor en el saber, claro. Esto de lo doble me lleva a la serpiente, que tiene una lengua bífida y además es la primera rebelde, en la Biblia, en el Génesis: «Nunca estamos lejos del Génesis» dice Derrida y yo lo creo. Siempre hay por ahí alguna manzana y algún mandato de no comerla. La serpiente, como la poesía, al menos como la poesía que a mí me gusta, infringe ese mandato. Ella, la serpiente es pura tierra, pura agua, puro deslizarse elástica, ¡amo a las serpientes! Tuve cuatro de chica. Hoy no lo haría. Conocí la selva y entendí lo agustito que están ellas ahí, no en un terrario, qué horror un terrario! De manera más personal, las serpientes son mi gran amigo. Mi gran maestro Horacio Quiroga y su Misiones que hoy en día es también mi Misiones porque es la tierra de mi pareja y ya también la mía, y la mamá de mi amiga Carla a quien quería y quiero mucho y que murió el año pasado, ella, gran kirchnerista, y la propia Cristina, Cristina Kirchner claro, son serpientes de agua en el horóscopo chino.

Y amo el idioma del lado oscuro en Harry Potter, el idioma de las serpientes es decir el pársel, y bueno toooodo eso junto con mi lengua doble, mi dialecto mestizo medio andaluz medio rosarino, todo eso está ahí en el libro y traté de sintetizarlo en el título. Después además los poemas están espejados y proponen (sin imponer y por eso esto no está marcado) una lectura en la que los doce primeros poemas, más relacionados con España y con mi pasado, se espejean con los doce segundos, más vinculados a Argentina y a mi experiencia acá. En medio hay un poema que se llama «Partir es partirse» y que divide las aguas y a la vez las junta.

¿A quién se lo recomendaría?

¿YO? ¡Ni idea! ¡Yo trato de escribir para todos, como poética y como política! Ahora, que lo que hago guste, o guste más a unos que a otros, o yo qué sé, eso ya me trasciende. Como vengo aprendiendo en análisis, este libro ya está escrito, me costó un montón, ocho años de hecho, y ahora ya no es más mío, es de quien lo quiera leer. Y yo, claro está, me tomé el trabajo para que se lea! Tanto más la editorial! Danke, de acá de Rosario, un sello joven dirigido por Julia Enríquez, que es lo más, atenta, cuidadosa, precisa en sus correcciones y revisiones… YO aprendí y aprendo de ella sin parar y me siento muy orgullosa y afortunada de que haya confiado en ‘Lengua de serpiente’. Con su trabajo, y con el de la ilustradora de tapa Lucía Tognarelli y la contratapista Celia Fontán, el libro en términos de edición salió perfecto! Parido por cuatro mujeres!

El mundo de hoy, crisis, globalización, redes sociales, móviles, ¿necesita de la poesía más que el del Romanticismo?

No lo creo. El mundo siempre necesita de la poesía, y siempre la produce.

No cree entonces que la narrativa de ficción le ha ganado la batalla a la poesía.

No creo que libren una batalla. Son géneros literarios que además se cruzan y se intervienen continuamente. Por otra parte, la poesía está actualmente gozando de un momento muy productivo: premios, lecturas, festivales, Ferias del Libro, muros de Facebook, yo la veo por todos lados! Ahora, que la gente la compre poco ya es otra cuestión más jodida. Pareciera algo que te tuviera que venir de gratis, qué sé yo, un regalo, un don del cielo o de anda a saber quién. Se compra menos que la narrativa, eso sí, como si no se pudiera asumir que detrás haya gente que vive de esto. Hay gente que lee poesía en Internet y después va y se compra una novelita. Es una cuestión de mercado, no de batalla ni de actualidad.

Hay espacio para la esperanza…

La esperanza y la vida viven y mueren juntas ¿no? Otra cosa es qué esperamos y cómo y qué hacemos mientras tanto. Esperar es demasiado cómodo y aburrido!

 

“Soy más de Borges que de García Márquez”

¿Tiene que huir mucho del presente y sumergirse en un viaje interior muy adentro, muy alejado de la realidad,  para escribir los versos que escribe o se puede escribir así conectado al mundo real?

No se puede escribir alejado del mundo real, pero la realidad no es la misma para todos.

Por cierto, ¿se sicoanaliza mucho con sus vecinos argentinos? Son pueblo profundo en esencia.

¡Me psicoanalizo sobre todo con mi psicoanalista! Una hora a la semana, llevo dos años y fue y es una de las mejores elecciones que tomé en la vida. No es necesariamente que todo vaya mejor, tú vas mejor con todo. Acá no solemos ir al psicólogo para resolver algo concreto sino para escucharnos y sentir la potencia de la palabra, de nuestra propia palabra, su levedad y su peso, diría Kundera, para ver qué es eso que a cada cual le pasa y le pesa.

No puedo evitar pensar en el realismo mágico de García Márquez al pensar en la literatura latinoamericana, pero usted será más de Borges naturalmente.

Sí, soy más de Borges que de García Márquez pero tampoco soy taaaan de Borges. Soy más de Manuel Puig o de Rodolfo Walsh o de Alejandra Pizarnik o de Beatriz Vignoli, aunque no se puede no ser de Borges, se cuela por todos lados ese, y a mí particularmente se me aparece muy fuertemente en los textos, pese a mí misma incluso. Sí, otra contradicción.

Uno de sus referentes principales es Horacio Quiroga, el cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo que muchos identifican como el Allan Poe latinoamericano. Es un escritor que retrata la naturaleza con crueldad, como enemiga del ser humano, sus cuentos son el relato de un terror rural. ¿Qué le sedujo de su obra y cómo ha influido en su literatura?

Como lo de ser ciega. Llevo tantos años conviviendo con Quiroga que ya no sé responder a esa pregunta. Juntos sentimos la vida como una catarata, como una lluvia espesa, como un sol desbordante, como una borrachera fatal, como un veneno que es la sangre… Y si en Quiroga la naturaleza está contra el ser humano, yo estoy con ella! La otra naturaleza, la domesticada, la tranquilizadora, la de la praderita y el parquecito, no me interesa! Prefiero mil veces el Paraná turbio y salvaje al manantial de agua cristalina! Qué horror ese manantial! Ese manantial, escaso, prohibitivo, sentador de verdades y armonías, excluyente, para pocos, sospechosísimo por su declaración de inocencia, ese es Mauricio Macri y también su amiguito Mariano Rajoy!

No me resisto a preguntarle, España ¿defiende y protege lo suficiente el español como idioma?

Sí, España con la Real Academia encaramada al trono «limpia, fija y da esplendor» desde el siglo XVIII, y eso que la lengua nunca es limpia, por fortuna, nunca es fija, y no necesita que nadie la lustre.

Y después de ‘Lengua de Serpiente’, ¿cuál será la siguiente página de su vida?

En la página actual sigo escribiendo, cosas, cuentos, poemas, y hasta una novelita. Soy paciente, es casi lo único para lo que soy paciente, para escribir. Y bueno, hago el doctorado, sigo con los talleres, acompañando el proceso de escritura de la gente que es una profesión alucinante, fascinante, continuamente enriquecedora, pura fiesta, sigo haciendo gestión cultural organizando con mis tres compañeros ‘A cuatro voces’, este ciclo que llevamos en Rosario desde 2015 y por el que ya han pasado 194 autores… Y para el año que viene, con Beto, mi pareja, vamos a abrir una editorial que se va a llamar ‘El Salmón’. Él también es escritor y ahora está preparando un libro de cuentos que se viene con muuucha fuerza! Los dos venimos armando este proyecto de a poquito desde hace años, juntos. Y estamos muy entusiasmados porque ya abrimos en 2018, porque la literatura es nuestra casa y ahora también va a tener en casa una sede física. Y porque los libros que ya se están cocinando son realmente geniales y porque los queremos sacar en tres formatos: braille, audio y tinta. Queremos defender que ninguna de esas maneras de leer es subsidiaria de otra, y que los tres soportes ofrecen íntegramente un libro, no lo transcriben ni lo accesibilizan, sino que simplemente son ese libro, lo mismo en tinta que en braille que en audio.

"No me arriesgaría a vivir sin leer y sin incentivar la literatura", sostiene la poeta hispano-argentina

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